ARTESANTANDER 2007

Una feria de arte cada vez más incuestionable


por FERNANDO ZAMANILLO

Un repaso a las diferentes páginas de Internet de las galerías que acuden este año a la Feria ArteSantander nos revela la importancia y solidez que paulatinamente ha ido adquiriendo este evento anual del verano santanderino en su decimosexta edición. Dejando atrás una configuración que nació trasnochada y solventando, quizá de modo tan malo, pero sí obligado y necesario, las polémicas que suscitó la desaparición de aquella, ArteSantander se ha ido afianzando en estos últimos cuatro años en el modelo adoptado internacionalmente que la inspira. Y si algo se le pudiere imputar, aun riesgo de caer en la necedad, es su similitud, casi imitación, a menor escala, de las ferias internacionales europeas y americanas, mayores o menores. Un repaso a su normativa de funcionamiento así nos lo revela. Pero no seré yo quien le achaque algo que se refiere a la uniformidad del comercio internacional y sus cauces publicitarios y expositivos normalizados.
La primera y larga etapa de la feria de trece años quizá sí nació según modelos estéticos y comerciales que no estaban acordes con la realidad artística contemporánea, respondiendo, por el contrario, a visiones más conservadoras del arte y alegremente vacacionales del comercio del mismo. Pero esa etapa, no obstante, sí sirvió plenamente para crear la necesidad de un centro de congresos y exposiciones, cuya magnífica realidad podemos disfrutar desde entonces. La puesta al día de las infraestructuras ciudadanas y la mejora de los servicios generales, obligaron, y siguen obligando permanentemente, a la revisión de la oferta comercial, turística y cultural de Santander. De ambas necesidades perentorias se ha beneficiado ArteSantander para ir creando una feria más selectiva dentro del panorama del arte en España, mas, sin embargo, sin llegar a cumplir aún, de facto, su aspiración de evento internacional, pues son escasísimas las galerías extranjeras que se acercan a la misma.
La feria de ArteSantander se realiza normalmente en la segunda quincena de julio, con la clara intención de atraer a galerías y coleccionistas españoles en época vacacional y en el momento más álgido del veraneo santanderino, coincidiendo casi con la que se ha venido llamando “Semana Grande” de las fiestas patronales de la ciudad y justamente antes del mes de agosto, en que comienza el Festival Internacional de Santander. Esto, que pudiera parecer algo interesante y ventajoso para sus propios fines comerciales, no me parece que lo sea tanto, por estar demasiado rodeada del excesivo “ruido” que producen los eventos culturales y turísticos antes reseñados, además de otros que coinciden también por aquellos días. Sin embargo, una feria comercial, sea cual sea su contenido, plantea sus objetivos fuera de calendarios específicos, además de que, nos guste o no, hemos de aceptar de una vez por todas que Santander es una ciudad de servicios puramente estacional, que trabaja cuando media España descansa. Y a causa precisamente del descanso, lo creemos muchos, es por lo que a bastantes galerías de primer orden de las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona, Valencia y otras, parece que no les interesa acceder a una manifestación que sucede en los meses de verano, inmediatamente después de sus intensas temporadas de trabajo, que además incluyen la asistencia a otras ferias internacionales, siendo la nuestra una feria que, por el contrario, no les garantiza si no iguales, sí parecidos efectos comerciales. Mas no creo que esta supuesta circunstancia sea algo lamentable, pues al examinar el listado de las galerías que se presentan este año y compararlo con el de años precedentes, vemos que la feria ha ido acrecentando y consolidando su nivel de calidad dentro del panorama artístico español, con una representación más que digna de las mejores galerías de la periferia nacional. De ello nos felicitamos como beneficiarios, al tiempo que felicitamos a la dirección y equipo de trabajo que corre con su organización, deseando que esta tendencia vaya a más y mejor.
Entre las buenas cosas que se hacen en la feria de un tiempo a esta parte, se encuentra la dedicada atención e invitación a coleccionistas de arte actual a acercarse a la misma con el ánimo de invitarles a invertir en la misma, en la diferenciada oferta de las galerías que exponen. Por el contrario, y en la misma dirección, la experiencia ha demostrado innecesaria y, en consecuencia, improcedentemente gravosa, todo ello desde mi particular punto de vista, la insistente celebración de encuentros y seminarios teóricos sobre los diferentes aspectos generales del arte actual y del coleccionismo en particular, que debieran ser suprimidos, pienso, ante la escasa asistencia de público que ha acudido en todas las ocasiones.
También hay dos actuaciones destacables de ArteSantander: una es el proyecto denominado Visiones Urbanas, que se viene realizando desde hace tres años, por el que la manifestación artística que constituye en sí misma la feria sale de su recinto para mostrarse además en los espacios más significativos de la ciudad, permaneciendo más tiempo fuera del natural del propio evento, durante todo el verano. Además de constituir un reclamo primordial de la misma, las imágenes que lo conforman se alzan asimismo como magníficos elementos decorativos de las plazas y mobiliario urbano. Y si algo hay que echar en falta de este proyecto, quizá sea una mayor atención a la escultura, sea definitiva o sea efímera, en forma de instalaciones, que se sumen a aquellas imágenes infográficas murales, abundando así en el acontecimiento artístico cultural del verano de Santander por excelencia. La otra manifestación digna de ser reseñada es el nuevo proyecto denominado COTAUNO, por el que las galerías cántabras que lo deseen, tienen la oportunidad de presentar sus artistas jóvenes emergentes en el piso inferior del Palacio de Exposiciones, en espacios acotados a modo de project room. Ello es digno del mayor elogio, por cuanto la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, del Gobierno de Cantabria reserva una generosa partida presupuestaria destinada a financiar la presencia de las galerías, pudiendo estas prolongarse con actuaciones más atrevidas.
En definitiva, se camina por la buena senda, puliendo y mejorando año tras año los aspectos que pueden servir para hacer de ArteSantander una feria única en el contexto artístico no sólo español, sino también en el entorno más próximo a nuestro país, además de poder constituirse con tal motivo en una reunión de arte actual que vaya impulsando, en paralelo a su actividad comercial natural, otras manifestaciones artísticas más propiamente culturales, que hagan de Santander una referencia internacional de las artes visuales durante el verano. Eso sí, paso a paso, grano a grano.

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