SANTANDER EN LA WEB 2.0: PATRIMONIO BIBLIOGRÁFICO Y PROPUESTAS

Una reflexión –con posicionamiento y propuestas concretas– sobre la necesidad de ampliar los cauces de acceso a Internet y sobre las posibilidades aún sin explotar que pueden ofrecer los recursos web a la hora de poner en valor el patrimonio cultural de Santander.

por JAVIER MENÉNDEZ LLAMAZARES

A pesar de que la terminología se muestre reticente a reflejar el paso el tiempo, las llamadas “nuevas tecnologías” ya no son una novedad absoluta: internet opera desde 1991, y hace ya una década que su acceso y utilización se generalizaron en nuestro país. Y, como muestra de su vitalidad, asistimos actualmente al debate entablado acerca de su primera evolución, definida por O’Reilly como “Web 2.0”.
Básicamente, con este concepto se pretende aludir a la transición a un nuevo concepto de la red, en el que el usuario se sitúa en el eje central, no sólo como consumidor de contenidos, sino —he ahí la novedad— como proveedor de los mismos. Es, por decirlo así, un giro social, que convierte a internet en un medio y no en un fin, que concibe el entorno, el soporte informático, como una herramienta auxiliar de uso sencillo, que debe facilitar el acceso y difusión de la información y fomentar la participación del usuario. En este modelo se insertan fenómenos como los blogs o bitácoras, el periodismo ciudadano, los wikis o las novedosas licencias de derechos de autor Creative Commons. Sin embargo, dada la amplitud del campo de estudio, nos centraremos en las implicaciones que esta nueva concepción de la red puede suponer para el patrimonio bibliográfico, en el entorno concreto de Santander.

Esfera privada, esfera pública
Bien sabemos que no siempre lo público y lo privado caminan acompasados; máxime, cuando tratamos de una materia en continua evolución y con una alta dependencia tanto del mercado como de la innovación científica. Por ello, en el ámbito de las tecnologías de la información, la vanguardia siempre parece corresponder a los agentes privados, que por uno u otro motivo muestran un mayor dinamismo y elasticidad para adaptarse a las novedades e, incluso, demandar continuas mejoras.
Desde el mundo de la empresa, la nueva “arquitectura de participación” parece asumirse sin demasiados problemas; por no extendernos, nos quedaremos con el ejemplo de la prensa local, aunque podríamos citar varios más. Hace ya unos meses que El Diario Montañés reestructuró su versión electrónica, pasando de una edición especular de su edición impresa —lo que podríamos considerar web 1.0— a ofrecer un nuevo espacio, lo que se conoce como “portal”, con contenidos específicos de la edición en línea, un mecanismo de participación orientado al usuario, que puede colaborar con sus comentarios y opiniones en el proceso informativo, y una estructura de bitácoras, con una novedosa concepción mixta en su autoría, pues en parte son editadas por profesionales dependientes del periódico (como “Cantabria Confidencial”, “En primer plano” o “100x65”) y en parte son ofertadas gratuitamente al lector. Al no existir entre ambas diferencias tecnológicas o estéticas, la empresa sitúa al colaborador externo al mismo nivel que al interno, lo que supone un gran espaldarazo a la filosofía participativa de los nuevos tiempos.
Por otro lado, si nos centramos en el usuario particular, nos encontramos con una intensa actividad de los internautas santanderinos en medios como los foros o los wikis —estructuras colaborativas de difusión del conocimiento—. Respecto a su papel en el marco bibliográfico y/o creativo, ya aportamos en el número 2 de QVORVM un sucinto repaso por la blogosfera cántabra, que suponemos pendiente ya de actualización, dada la enorme capacidad de renovación de este medio. Y es que es el usuario final, el internauta, quien mejor ha comprendido y asimilado la nueva concepción de la web, no sólo demandando espacios diseñados específicamente para la colaboración, sino, especialmente, participando de hecho.
A la esfera pública no podemos, por el momento, referirnos en los mismos términos. Frente al tradicional anquilosamiento de la administración, es cierto que se atisba un gran interés por reaccionar y abanderar este giro social, aunque los resultados aún no sean demasiado satisfactorios. Desde una perspectiva global, y más allá de electoralismos, buenas intenciones y proyectos de análisis a posteriori, la asignatura pendiente para las diferentes administraciones es, no ya el avance y asentamiento, sino el planteamiento y las primeras aproximaciones a formas de participación activa de la ciudadanía, lo que se ha dado en llamar “e-gobierno”. En un contexto más concreto, como puede ser el de nuestra ciudad, en el ámbito de la cultura y en el campo específico —por centrarnos en uno— del patrimonio bibliográfico, podemos ser muy optimistas: aunque existen carencias evidentes, o precisamente por ello, el campo de acción es inmenso.
De las múltiples iniciativas que podrían emprenderse, vamos a quedarnos con tres: una global, el acceso inalámbrico, y dos específicas, la biblioteca virtual y el fomento de la creación digital.

Conexión universal
Lejos de entrar en cuestiones partidistas, recordaremos aquí una propuesta electoral realizada en la campaña de las pasadas elecciones municipales, en las que se ofreció la instalación de un sistema público de conexión gratuita a internet mediante una red wifi o inalámbrica. Más allá de que finalmente quedase en papel mojado, no estaría de más rescatar esta idea: ¿qué mejor modo de garantizar un acceso universal y equitativo? Si nos planteamos una internet para todos, de todos y realizada por todos, es tarea de las instituciones públicas eliminar las barreras de acceso.
En la actualidad, la Universidad de Cantabria y algunos municipios de la comunidad autónoma ofrecen este servicio gratuitamente. No estaría de más que el Ayuntamiento se sumase a esta iniciativa, que permitiría que, en términos de internet, se pasara de “usuarios” a “ciudadanos”. Ciudadanos con participación, y con acceso a nuevos medios y nuevas formas de entender el gobierno y la administración.

Bibliotecas sin papel
A nadie escapa ya que el libro no puede ser visto como un objeto físico; la antigua distinción académica entre obra y soporte está más de actualidad que nunca, una vez que el texto se ha independizado, no ya del papel, sino de la materialidad. Formatos “doc” o “pdf” son ya algo cotidiano, tan extendido y universal, que su llegada al sistema bibliotecario es improrrogable.
La biblioteca virtual, que supone la digitalización de los fondos bibliográficos, por un lado, permite el acceso —deslocalizado y sin límites temporales— a la comunidad educativa y los investigadores. Por otro lado, fomenta la conservación del patrimonio material, pues no es necesario consultarlo físicamente, con lo que se evita el natural deterioro que produce el uso común.
La situación real es, no obstante, muy diferente. La biblioteca pública, integrada en el sistema bibliotecario español, a pesar de haber incorporado los avances tecnológicos, se limita a aplicarlos para potenciar sus servicios tradicionales, mediante catálogos en línea, páginas web descriptivas o listados de enlaces. Y se descuida el que quizá sea su fin primordial: la difusión del conocimiento. ¿Para qué han de servir las bibliotecas, sino es para acercar sus contenidos a los lectores?
La buena noticia es que, una vez asumida la técnica, sólo resta dotar de los medios necesarios para dar un paso adelante, y emprender la digitalización del extenso patrimonio bibliográfico para ponerlo a disposición de los ciudadanos, y que la biblioteca pase, de ser concebida únicamente como un lugar físico, a ser percibida como una “colección”, con independencia de su soporte.
Una muestra de cómo pueden aplicarse estos conceptos puede ser la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, un proyecto conjunto de la Universidad de Alicante y el Instituto Cervantes. Su esquema, de escasos requerimientos técnicos y costes asumibles, bien pudiera aplicarse al sistema cántabro de bibliotecas, y a los fondos de algunas fundaciones. Sí parece urgente un repertorio diacrónico que permitiera consultar en línea obras completas de los autores cántabros más destacados y, paralelamente, una muestra representativa de la creación local contemporánea, al menos.

El controvertido papel de los premios
Una de las formas más controvertidas con las que la administración influye en el espacio creativo es la convocatoria de certámenes y premios literarios. Sin entrar en mayores debates, sí quisiéramos apuntar que estas actividades, si bien fomentan —en cierto modo— la actividad literaria, podrían también servir de impulso para nuevas formas de creación.
Los géneros tradicionales comparten hoy día espacio con nuevas formas de expresión, híbridas no sólo genéricamente sino en su esencia interdisciplinar: la literatura comparte su territorio con el periodismo, el pensamiento, o incluso las artes plásticas y los medios audiovisuales. Ignorar esta realidad y centrase en la literatura canónica es cerrar los ojos a la evidencia.
La hiperliteratura o literatura digital necesita también de fomento, del apoyo que supone el reconocimiento público y la cobertura institucional, tanto mediante la provisión de plataformas adecuadas como mediante el establecimiento de certámenes que posibiliten su difusión. En la actualidad, apenas existen un par de premios nacionales para este tipo de literatura; ¿no puede Santander proponer el suyo, y mirar hacia el futuro?

Tradición e innovación
El patrimonio es un tesoro acumulado a través de los siglos, pero no un valor inamovible. No sólo varían las formas de acceso y las demandas culturales de los ciudadanos: también evolucionan las formas de producirlo. El posicionamiento de Santander en la Web 2.0 debería vertebrarse sobre una doble estrategia, que, tras garantizar un acceso universal a la red, debería pasar por un afianzamiento de nuestras posiciones en la sociedad de la información, abriendo nuestra bibliografía al usuario, que pasa a ser considerado como ciudadano, y por un fomento de las nuevas formas de expresión que son la llave de nuestra cultura contemporánea. ¿Será capaz la ciudad y sus instituciones de acometer con éxito este nuevo reto?

1 comentario:

Jove Kovic dijo...

Javier, me permitirás que conteste a este excelente artículo tuyo a través del correo electrónico.
Muy buen post.