PUNTO DE ENCUENTRO

***
Rebelión de las flores: Mil Rosas en Santander

texto ANA RODRÍGUEZ DE LA ROBLA
fotografía JAVIER LAMELA


MIL ROSAS. Calle del Cubo, 1. Santander.
Teléfono: 942213041. E-mail: santander@milrosassantander.com

Entiende un ramo de rosas como una rebelión de la belleza, y defiende el derecho de las flores a nacer y morir. Cuando compramos un ramo que se extingue en nuestra casa, en nuestro jarrón más transparente, se escribe una historia pequeña de amor. Es lo que piensa Charo Cuena, y lo dice con desbordante naturalidad, con la sonrisa que siempre la acompaña. Charo está al frente de ese reducto embriagador que se llama Mil Rosas. Una floristería, sí, en estos tiempos en que el lenguaje de las flores parece el único que puede esgrimirse contra la barbarie que a menudo nos circunda. Quizá las rosas fueron siempre rebeldes al horror, por eso aquella frase de Alejandra, la oscura bonaerense: “la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos”… Unos versos que presiden la entrada de la tienda. Rosas y versos: una combinación llamada al éxito, a la buena convivencia. En la tienda de flores de Charo, que por el día es pura luz, frescura, llega al atardecer una iluminación más suave, se desparraman cojines y pétalos sobre el suelo de madera, surgen vasos de té y copas de vino de no se sabe muy bien dónde.
Suele ocurrir esto en los jueves de la primera semana de cada mes, cuando se concita en la tienda la reunión acostumbrada: son los Jueves de Pétalos y Poesía. Una vez al mes, hacia las ocho de la tarde, empieza a abarrotarse de gente el local de Charo; llegan poco a poco y van saludándose y charlando, hasta que casi no cabe un alfiler. Es gente aficionada a la lectura, de procedencias, edades y ocupaciones diversas; gente que tiene en común el amor por la hermosura insolente de las flores y el gusto por la poesía. En Mil Rosas, ese día, se ha invitado a un poeta a que comparta sus versos con los asistentes. A cambio recibe amistad, atención y atenciones, té, flores. Se suele acabar tarde, porque en veladas de ese género nunca hay ganas de cruzar el día.
Además de flores y poemas, en Mil Rosas se custodia también arte. En estas semanas de octubre y noviembre penden de las paredes de piedra lienzos de Juanjo Viota, algunos de gran formato. Antes que Juanjo expuso en esas paredes otra de la jóvenes artistas emergentes de Cantabria, Mar Pajarón. No es casualidad. Las artes llaman a las artes, se encuentran cómodas en compañía.
Nada es casual, no. En cada centro, en cada arreglo, en cada ramo de Mil Rosas está Charo y los amigos y las tardes de lectura y el olor de la pintura que emana de las telas suspendidas. Arte, poema, rosa. Las rosas vivas y amantes y rebeldes que con su seda resplandecen en el día y se preparan para el viaje decisivo de la noche.

No hay comentarios: