EL PERSONAJE


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PALOMA O’SHEA

“La vida musical española está viviendo
el mejor momento de su historia”



texto: ANA RODRÍGUEZ DE LA ROBLA

fotografía paloma o'shea: archivo de PALOMA O'SHEA

Ha convertido el mecenazgo musical en un trabajo. O al menos así le gusta calificarlo a esta vizcaína Hija Adoptiva de Santander, Presidenta de la Fundación Albéniz. Lejos quedaron los años de la infancia, primero en Orozco, en la finca de sus abuelos, y más tarde entre Poitiers y Bilbao, dedicados al piano: una carrera musical que se agostó prematuramente por su matrimonio y la asunción de la vida familiar. En su lugar, tal vez a modo de artística revancha, creó a comienzos de los años 70 el Concurso de Piano que lleva su nombre y que acaba de cumplir su XVI edición, absorbiendo toda su dedicación. Frente a voces discordantes de compositores e intérpretes que han buscado su carrera profesional fuera de nuestras fronteras denunciando situaciones difíciles de sostener, la visión de O’Shea del panorama musical en España es enormemente optimista. Sus manifestaciones no dejan dudas al respecto.

La música es una manera de entender el mundo, un lenguaje de comunicación con él, pero no el único. ¿No le parece que el músico está en ocasiones demasiado encerrado en sí mismo, alejado de otras manifestaciones culturales y que ello le da una visión fragmentada que repercute en la interpretación musical?

Para practicar la música, incluso a un nivel medio, hay que ejercitarse más que para destacar en la gimnasia de alto rendimiento. Quiero decir con eso que los músicos tienen poco tiempo para otras cosas, incluida la familia, la lectura y lo que podemos llamar las necesidades espirituales básicas. Pero, por otra parte, cualquier persona sensible sabe encontrar en la música una herramienta magnífica para contrarrestar esas carencias.

Además de la música, ¿la conmueven a usted especialmente la pintura o la literatura? ¿Hay nombres de estas disciplinas que emocionalmente le apetezca destacar?

Me interesan todos los aspectos de la cultura. Otra cosa es, como le decía antes, que tenga tiempo para profundizar en ellos lo que yo quisiera. Pero no hago ningún viaje sin escudriñar qué cuadros puedo que ver y qué arquitectura puedo gozar allí donde llego, y me esfuerzo por ponerme al día de cuáles son las corrientes intelectuales del lugar. Y como yo, estoy segura de que lo hará también todo el que tenga una relación estrecha con la música.

Hablando de lenguajes… ¿qué le parece la necesidad expuesta por algunos intelectuales en forma de manifiesto de defender ese vehículo comunicativo que es el castellano?

El castellano, como cualquier lenguaje, es patrimonio de quien lo habla. Todos los que posean ese patrimonio, sean de la nacionalidad que sean, deben de tener la ambición de emplearlo de manera tal que facilite la comunicación. Sin entrar en la riqueza de su literatura, el castellano lo hablan más de 500 millones de personas, de muchos credos y razas y es, por lo tanto, una herramienta de comunicación formidable. En los lugares donde hay más de una lengua, la situación se enriquece, pero también se hace más compleja. Veamos el ejemplo del Perú, donde el quechua representa parte de sus señas de identidad y, a veces, la lengua madre. Las autoridades peruanas deben proteger el quechua como acto de fidelidad a sus antepasados, pero deben promover el castellano como acto de fidelidad a sus descendientes.

El Encuentro de Música y Academia constituye un escenario de excepción en lo que se refiere a la posibilidad de escuchar música de cámara, llegando incluso hasta la contemporaneidad. ¿Por qué hay cierto miedo en España, a diferencia de una gran parte de Europa, a programar música contemporánea?

En primer lugar, le diría que no hay tanta diferencia entre España y el resto de Europa en cuanto a la programación y recepción de música contemporánea. El fenómeno es el mismo en todas partes y no tiene que ver tanto con la música en sí como con la obligación de acierto inmediato que siente el programador. La música contemporánea no es clásica necesariamente. Lo que llamamos música clásica se ha convertido en tal con el paso del tiempo, al sobrevivir a un proceso implacable de decantación de unas obras y desecho de otras. A la hora de poner obras recién compuestas, todavía no cribadas, el programador tiene miedo de estar contribuyendo al proceso de desecho de esa misma música.

Hoy son numerosos los pianistas con una técnica incluso más que excelente, pero tal vez cabe hablar de pocos “genios”. ¿Qué es lo que lo explica?

No creo que sea esa la situación. Los genios a los que usted se refiere se consagran como tales después de carreras muy largas. Le aseguro que en los viveros de la música hay ahora muchísimo más talento y más genios que nunca, salvo excepciones, naturalmente. Ahora bien, si lo que quiere usted decir es que un Rubinstein, un Richter o un Arrau son irrepetibles y ya no los tenemos, le daré la razón. Pero igual le digo que estamos disfrutando de varias generaciones en activo de pianistas igualmente irrepetibles. Pienso en Barenboim, en Zimmermman o en Schiff, pero también en otros más jóvenes como Volodos, Kissin, Nebolsin y tantos más. En última instancia, la situación actual no es muy distinta de la anterior y en modo alguno podemos decir que sea peor. La música de nivel excepcional está hoy mucho más socializada.

Cantabria puede parecer en ocasiones una tierra poco generosa con la música. No me refiero a la traca fugaz de los fastos estivales, sino a la falta de inversión en asuntos específicos: descuido en la enseñanza (ausencia de un ciclo superior), escaso impulso de iniciativas musicales (la soñada Orquesta de Cantabria, por ejemplo). ¿Usted cómo lo ve?

Recuerde usted aquello que decía Kennedy: “no preguntes qué puede hacer el país por ti, sino qué puedes hacer tú por el país”. Yo no soy economista, pero estoy segura de que si calculáramos los recursos por individuo que las regiones dedican a la música, Cantabria, con su medio millón de habitantes, duplicaría la media española. Aun así, reconozco que no hemos llegado al mínimo suficiente y hay que hacer más, pero conviene ser justos en nuestras apreciaciones.

Al otro lado de la cerca, ha insistido usted repetidamente en la necesidad de que los músicos españoles jóvenes se esfuercen más. ¿Cuáles son, a juzgar por su reiteración, las carencias de los estudiantes de música en nuestro país?

Creo que ya no se pueden plantear carencias generalizadas, como era el caso antes. En los últimos veinte o treinta años hemos tenido un desarrollo muy importante que nos ha situado en el grupo de vanguardia de la música en Europa. Yo no he cuestionado nunca el esfuerzo de nuestros músicos. Lo que sí he señalado más de una vez es que, para alcanzar el rendimiento que se exige hoy en el ambiente profesional de la música, hay que trabajar muchísimo.

En el “pastel” de la cultura institucional, la música y la literatura recogen poco más que las migajas, aun siendo probablemente dos de las actividades superiores entre todas las artes. ¿Necesitan la música y las letras un asesor de imagen y un marchante hábil?

Dentro de la amalgama de la cultura, la música no tiene motivos de queja al compararse con la literatura, la arquitectura, la pintura, el teatro y demás artes. Se podrían quejar todas ellas al unísono, pero la música en particular creo que no. No olvidemos que las artes han florecido en civilizaciones que podíamos llamar satisfechas, en las que las necesidades primarias de supervivencia estaban más o menos resueltas. Es lógico que, del “pastel”, como usted dice, se dedique una porción mayor a atender el paro o la Seguridad Social que a cantar a Petrarca o a escuchar a Brahms.

¿En qué ciudad y escenario del mundo ha escuchado el concierto más inolvidable de su vida? Y no me diga que en el Encuentro de Santander.

Pues sí se lo digo: en el Encuentro he presenciado conciertos inolvidables, porque la reunión de músicos consagrados con jóvenes empeñados en tocar bien produce una tensión musical incomparable. Pero, para hacer caso a su pregunta, le señalo otro concierto inolvidable: la actuación en el Festival de Salzburgo de la Joven Orquesta Gustav Mahler dirigida por Claudio Abbado. No se imagina usted lo que fue aquello y por la misma combinación de razones que señalaba antes: la sabiduría de Abbado al servicio de ochenta chicos de enorme talento y entusiasmo.

Evalúe brevemente el entorno de la música clásica en la actualidad y en España: oportunidades profesionales parra los músicos, condiciones de grabación, recepción por parte de la audiencia, concepción y contenidos de las temporadas y programaciones musicales…

Considerada en su conjunto, la vida musical española está viviendo el mejor momento de su historia; los ciclos de conciertos y de óperas no tienen nada que envidiar a los de otros países, la red de auditorios nos sitúa igualmente en la vanguardia, tanto por calidad de las infraestructuras como por su concentración; las orquestas han florecido en nuestras ciudades cuando en el resto de Europa la tendencia era a desmantelarlas; los compositores españoles de todas las generaciones compiten con éxito en el mundo de la contemporánea y, en cuanto a la educación, los conservatorios han dado un avance evidente y la aparición de Musikene en San Sebastián, la ESMUC en Barcelona y la Escuela de Altos Estudios Musicales de Galicia, junto con el prestigio internacional de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, está dando lugar a una espléndida red de centros superiores de especialización. Queda mucho por hacer, desde luego, pero hay que felicitarse también por lo mucho que hemos avanzado.

4 comentarios:

Unbekanntes Flugobjekt dijo...

Bien, pero ¿quién formulaba las preguntas?

Revista de Cultura QVORVM dijo...

Estimado amigo: Ha entrado usted en un número de la revista que está aún en proceso de subida al blog y revisión. Siento las omisiones. Hasta que estas se solventen, le comentaré que la autora de las preguntas es Ana Rodríguez de la Robla. Gracias por su interés. Saludos.

Unbekanntes Flugobjekt dijo...

Buenas tardes. Lamento haberme precipitado comentando, pero la revista me interesa tanto que corro a leer los artículos en cuanto me lo indica la alerta RSS correspondiente. Otro saludo.

Revista de Cultura QVORVM dijo...

Somos nosotros quienes lamentamos no ser más rápidos y eficientes ;) Espero que separ disculpar los errores. Saludos y bienvenido.